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6/05/2013

¿Qué hacer con los indigentes?




Santiago Villarreal Cuéllar

Escuché un noticiero radial de Pitalito, a un reportero preguntar ¿qué hacer con la “mil colores”? Así bautizó a una indigente que deambula por las calles de esta ciudad, cuya vestimenta es de elementos plásticos de colores vivos. Esta mujer se encuentra marginada por la sociedad debido a una patología mental. Este problema lo sufren miles de colombianos a quienes sus familias los han expulsado de su seno, y otro tanto hace nuestra sociedad inmisericorde, que se ufana de ser cristiana, llámese Católica o protestante. Lo peor de todo este drama humano es que esa misma sociedad llama a la Policía y a los medios de comunicación para quejarse, y pedir que quiten esos indigentes, locos y desechables de sus vistas; que estas personas por su desafortunada condición afean las calles, parques y avenidas de pueblos, y ciudades. La Policía nada puede hacer porque su labor se limita a trasladarlos al comando y luego dejarlos ir.

Toda esta miseria humana es posible gracias al modelo económico de nuestras naciones, donde el que posee dinero no le interesa el bienestar de los demás, ni siquiera el de su propia familia. Y el Estado que también se ufana, en el caso colombiano, de ser social y de derecho, nada hace en favor de los menesterosos. Las calles de todas las ciudades están llenas de indigentes que duermen a la intemperie, y lo que es peor: niños abandonados. ¡Esto es una vergüenza nacional! ¿Dónde está ese Estado social de derecho? ¿Qué hace el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar? Ese órgano estatal, tan cuestionado por sus políticas de adopción de niños a extranjeros, que clama a los cuatro vientos contra el trabajo infantil, contra el abuso sexual de menores, ¿será que no ven los niños durmiendo en los andenes? ¿Acaso un niño en esas condiciones no es vulnerable para sufrir toda clase de oprobios? Estos gobiernos que gastan miles de millones de pesos en armas para librar una guerra innecesaria; que invierten millonadas de dinero en reinados de todas las layas; que despilfarran otro tanto de millones en estudios de factibilidad para elaborar proyectos que nunca serán realidad. ¿Por qué no invierten parte de esos recursos en bienestar social? Y la sociedad civil, en lugar de estar llamando a la Policía, a los medios para pedir que saquen esos indeseables de las calles, ¿por qué no inician campañas para presionar a las autoridades y solucionar totalmente la situación? Lo más curioso es que los medios dicen que los colombianos somos la nación más feliz del mundo. ¡Vaya felicidad!


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