Santiago
Villarreal Cuéllar
Durante el gobierno del señor
Álvaro Uribe, su flamante ministro de Transporte, Uriel Gallego, estableció un
peaje en el tramo de carretera, Altamira-Garzón. Muy pocos manifestamos nuestro
desacuerdo. Vivíamos la era de la seguridad democrática y el embrujo de Uribe
no permitía vislumbrar nada negativo sobre ese detalle.
Los huilenses no hemos sido
afortunados en materia vial. Mientras otros departamentos colombianos,
pavimentaron sus vías hace más de sesenta años, nosotros lo vimos hace apenas
cuarenta. La carretera Garzón-San Agustín, fue pavimentada durante el mandato
de Misael Pastrana Borrero, 1970-1974. No obstante, el tramo del sitio llamado
Pericongo, no se pavimentó, quedando en su estado original desde la
construcción de la carretera Neiva-San Agustín, a pico y pala en 1934. Sitio de
una historia macabra, pues según la leyenda, hasta allí fue arrastrado en 1538
el hijo de la cacica Gaitana, llamado Timánco. Después de sufrir los oprobios
de la tortura, engarzado su cuello con un gancho de acero por el invasor
español Pedro de Añasco, su cuerpo fue arrojado desde la altura del precipicio,
a las caudalosas aguas del río Magdalena. Pero el lugar siguió siendo utilizado
para esos terribles menesteres. En la década de los 50, del siglo pasado,
hordas de “pájaros” (grupo para-militar), llevaban desde el Sur del Huila, a
los pocos liberales que no quisieron firmar el salvoconducto para convertirse
en conservadores, los asesinaban y arrojaban al lecho del río. Durante los años
80, un grupo para-militar realizó la misma operación con delincuentes comunes,
adictos a drogas psicoactivas y dirigentes de izquierda de varios municipios
sur huilenses. Era común escuchar en los corrillos callejeros de Pitalito, que
si se portaba mal, lo llevaban a Pericongo.
Pero volvamos al tema de las
vías. Durante el gobierno de Belisario Betancur, 1982-1986, se re-pavimentó la
carretera Río Loro-Pitalito. Fue cuando se pavimentó el tramo Pericongo.
La vía Neiva-San Agustín, tiene
dos peajes. Se supone que el recaudo de los mimos, debe utilizarse para el mantenimiento de la
vía. Sin embargo, la carretera permanece en el más absoluto abandono. Son tan
mezquinos los funcionarios de INVIAS, que tapan los huecos con recebo. ¡Es el
colmo!
De todos es conocida, la inmensa
falencia y deterioro que ha sufrido esta carretera el año pasado. Y que no
decir de la vía Pitalito-Mocoa, y el Puente del Colegio en la vía Tesalia-La
Plata. Fue necesario que la parlamentaria Consuelo González de Perdomo,
invitara al señor director de INVIAS, y lo hiciera recorrer tramos de estas
carreteras, para que viera, palpara y creyera. Ojalá no se quede en promesas
los anuncios que hizo. ¿Y el dinero de los peajes?
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