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11/12/2011

¿MALOS PERDEDORES, O FALSOS GANADORES?


Por: Santiago Villarreal Cuéllar

 

Desde las elecciones presidenciales del domingo 19 de abril de 1970, cuando anocheció ganando el general Gustavo Rojas Pinilla y el lunes 20 amaneció perdiendo frente a Misael Pastrana Borrero, Colombia no había tenido tantas  protestas como en las pasadas elecciones del 30 de octubre. Asonadas, escaramuzas, actos vandálicos, quema de registradurías y mucha desconfianza en varios municipios del país, debido al resultado electoral. A esto tenemos que añadir la cantidad de denuncias instauradas ante las autoridades competentes por presuntos fraudes, participación en política de diferentes funcionarios públicos y supuesta parcialidad de algunos registradores locales.

El señor presidente de la república, manifestó que todo ese escándalo se debió a que existen malos perdedores. ¿Pero, no será que tanta denuncia puede tener razón de ser? ¿Acaso no existirán falsos ganadores? No se puede negar que el dinero corrió a chorros en la mayoría de municipios colombianos. Mucha de esa plata pudo ser producto del narcotráfico, o de los contratistas que aseguran alcaldes, concejales, diputados y gobernadores. En muchos municipios se realizaron millonarias apuestas, tanto para alcaldes, como para gobernadores. Se jugaron fincas, viviendas, carros, ganado, en fin, como si de una de riña de gallos se tratara.

La elección popular de alcaldes y gobernadores, se convirtió en estas elecciones en una verdadera carrera contra reloj. Algunas alcaldías y algunas gobernaciones son más codiciadas que otras, por lo que los candidatos realizan una verdadera guerra a muerte para obtener el preciado tesoro. Esta campaña rebosó tintes peligrosos, que amenazan el sistema democrático y origina desconfianza al elector. Le corresponde al ejecutivo y al legislador, revisar con lupa algunas formulas para depurar, no solo el sistema electoral, sino las mismas campañas políticas. Adoptar el voto obligatorio puede ser una medida efectiva. Financiar totalmente las campañas por parte del Estado, debe ser otro complemento. Implementar el voto electrónico, utilizando la huella dactilar es una necesidad apremiante para depurar el sistema. De lo contrario las próximas elecciones, puede conducirnos a una guerra civil.   

 

      

 

SANTIAGO VILLARREAL CUELLAR
http://nuevaera66.blogspot.com/

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