Por Santiago Villarreal Cuéllar
Me voy a permitir hacer un análisis muy objetivo sobre quien será el nuevo alcalde de Pitalito. Y de antemano pido disculpas a los candidatos y candidata que salgan desfavorecidos en mi pronóstico. No es una encuesta, sino una opinión personal. Es más fácil ser periodista redactor y editor de noticias, que de opinión. Pertenezco a este último género, que es el más riesgoso. En política todos los candidatos se sienten ganadores. Le oí alguna vez decir a Fidel Castro, que no puede haber un revolucionario o un político pesimista. El verdadero revolucionario y el político, tiene que ser optimista. Admiro el optimismo, a veces metafísico de algunos políticos.
En la cuenta regresiva para la alcaldía de Pitalito, se perfilan dos nombres que han tomado la delantera. No cabe duda que el futuro alcalde ganador, estará entre el señor Miguel Antonio Rico Rincón y el ex-alcalde Pedro Martín Silva. El primero representa la obra del actual alcalde y cuenta con lo que se llama la maquinaria oficial. Aspecto que se da en todos los municipios de Colombia. Siempre el alcalde de turno desea dejar un sucesor. A eso le llaman democracia. El segundo es el candidato oficial, de lo que podríamos llamar la oposición. En toda democracia existen opositores y contradictores.
Pitalito es por tradición un municipio de mayorías conservadoras. Aunque en los últimos años esas fronteras partidistas se han desvanecido. Primero por el influjo cultural llegado de otras regiones del país, y segundo por la cultura del toma y dame. Es decir, la compra y venta del voto. Pedro Marín es el candidato oficial del Partido Conservador. Entonces podría existir la posibilidad de que esas mayorías conservadoras le den el triunfo. Pero el conservadurismo no está unido. El médico Nelson Figueroa Villamil, formó disidencia y le restará votos a Pedro Martín. Digamos entonces que el señor Miguel Rico sería el ganador de esta contienda. Pero carga sobre sus hombros el descontento de la gente con el actual mandatario. Descontento que absorberán los otros cinco candidatos. Mientras se mantengan en la contienda, los descontentos buscarán esas opciones, pero ninguno captará la mayoría.
Examinemos los otros cuatro candidatos: el médico Nelson Figueroa está lejos de ser el nuevo alcalde de Pitalito. Pero su futuro político depende de esta contienda histórica. Si adhiere a algún otro candidato, dejará de ser astro y se convertirá en un simple satélite. Desaparecerá políticamente. La abogada Sandra Ximena Calderón, viene haciendo un fructífero trabajo desde hace dos años. Pero no se perfila como alcaldesa. Se disputará un tercer lugar con el médico Figueroa. Dependiendo de su votación, dentro de cuatro años podrá ser una opción ganadora. Sería una excelente alcaldesa, pues posee su don de género y una excelsa hoja de vida. El concejal Jhon Milton Hoyos, tampoco tiene opción de ser alcalde. Es muy posible que decline su aspiración antes del treinta de octubre y opte por otro candidato. Su posible adhesión no desequilibrará la balanza de los dos punteros. De mantenerse, se disputaría un quinto lugar con el sociólogo Felipe Narváez. Y es Felipe, el candidato que a mi juicio recogerá esa votación pura, inmaculada, limpia, que se llama el voto de opinión. Ese voto que, sin tamales, sin alcohol, sin bultos de cemento, sin puestos públicos, es la expresión ideal de toda plena democracia. El máximo grado de civilización de una democracia, consiste en votar a plena conciencia, sin presiones y sin dar ni pedir nada a cambio. Los votos que obtenga Felipe Narváez, serán el reflejo de la civilización y conciencia de los laboyanos. Me temo que no serán la mayoría.
Para finalizar diré, que el margen de diferencia entre los punteros, Miguel Rico y Pedro Marín, no sobrepasará los mil quinientos votos. Diferencia que será estrecha, pero uno de los dos ganará.
SANTIAGO VILLARREAL CUELLAR
http://nuevaera66.blogspot.com/
0 comentarios:
Publicar un comentario