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8/29/2011

EL DRAMA DE LOS DESAPARECIDOS


Por Santiago Villarreal Cuéllar

El 23 de agosto, se cumplieron 20 años de la desaparición forzada de José Lizardo Villarreal Cuéllar, hermano de quien escribe. El viernes 30 de agosto de 1991, el Diario del Huila registró la infausta noticia. Ha sido una tragedia terrible para toda la familia. El daño moral, sicológico, emocional y material no se puede cuantificar. La desaparición de un ser humano, es más vil y cruel que todos los demás delitos de lesa humanidad. El secuestrado tiene la esperanza de regresar. Sus familiares y la victima, sufren los rigores crueles de ese execrable delito. Pero cuando ese ser querido regresa, la apoteosis familiar y de sus amigos repara en gran parte ese daño. Aquel que desafortunadamente cae asesinado, su familia lo llora frente a su cadáver. Lo entierran, le colocan flores, lo visitan en el cementerio y allí permanece su memoria. ¿Pero los desaparecidos? Los lloramos sí, pero seguimos con la incertidumbre. Nada sabemos de ellos. ¿Qué les hicieron el día de su secuestro? ¿Los torturaron? ¿Los asesinaron? ¿Y sus cadáveres? ¿Qué los hicieron? ¿Los quemaron? ¿Y sus cenizas? ¿Qué hicieron con ellas? ¿Los enterraron? ¿Y sus restos? ¿Dónde están? ¿Se los comieron? De solo pensar y especular, nos causa horror.

Aquél trágico viernes 23 de agosto de 1991, compartí con mi hermano todo el día en una finca que poseíamos en la Vereda Pantanos Municipio de Timaná. Esa mañana lo noté nervioso, angustiado, irritado. Pasando revista a un plantío de café, note algo extraño en él que nunca antes le había visto. Quizá en lo más profundo de su ser, de su alma, de su subconsciente, algo le avisaba la desgracia que le ocurriría. Durante el almuerzo, continuó el mismo comportamiento. Sin embargo, tenía una esperanza de vida. Ese día trazamos planes para el futuro. Hablamos y planeamos más proyectos agrícolas para mejorar la finca. Hacia la una de la tarde viajó hasta la ciudad de Pitalito en su motocicleta, a vender un bulto de café. Regresó a las tres y media con el mercado semanal para mi madre. A las cuatro regamos un semillero de café y allí nuevamente se irritó conmigo. Fue la última vez que lo vi. Lo recuerdo con una manguera en sus manos regando los almácigos. Vi su rostro delgado, angustiado, nervioso. A las cinco de la tarde, encendió su motocicleta y partió de nuevo a la ciudad de Pitalito. Nunca regresó.

Aquella noche me quedé a dormir en la finca. Cerca de las diez de la noche, escuche unos ruidos extraños, como de botellas de vidrio que resbalaban. El ruido se originó justamente en un lugar de la casa donde almacenábamos esa clase de objetos. Esa noche tuve una pesadilla. Soñé que unos agentes de la llamada Policía élite lo perseguían y él angustiado me pedía que huyera. Al otro día me dirigí hasta el lugar donde se encontraban las botellas, pero me sorprendió ver que todo estaba en su sitio. Nada se había movido. Me sentí intrigado, pero no hice caso porque no creo en espantos, ni en cosas del más allá. Ese sábado empezó la angustia y el drama para mí, para mi familia y mis amigos. Comenzamos la búsqueda por todos los lugares que frecuentaba. El domingo ya presentíamos lo peor. Algo malo le había ocurrido a mi único hermano. Pero no sabíamos qué. Nadie daba la más mínima señal de haberlo visto por ningún lado. El lunes por la mañana, la Policía encontró su moto abandonada en medio de un pastizal a la orilla de la carretera nacional, a la altura de la Vereda Charco del Oso.      

Dicen los testigos, que unos hombres que viajaban en una camioneta lo interceptaron sobre la vía y a punta de disparos lo obligaron a abordar el vehículo. Emprendimos una campaña de búsqueda por todos lados, utilizando todos los medios. Amigos, familiares, por los medios radiales y escritos, hicimos todo lo humanamente posible para saber de su paradero. Pero hasta hoy, 20 años después, nada sabemos de él. Hace parte de esa nefasta lista de cientos de miles de colombianos. Fueron víctimas de la desaparición forzada.

          

 

 

 


SANTIAGO VILLARREAL CUELLAR
http://nuevaera66.blogspot.com/

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