Por Santiago Villarreal Cuéllar
Son cientos de miles las personas victimas de la desaparición forzada en Colombia. Unos por la guerrilla, otros por para-militares y muchos por causa de las mismas fuerzas del orden, legítimamente constituidas. Pero todos hacen parte de ese reprochable delito de lesa humanidad.
La desaparición forzada causa secuelas sicológicas, morales y materiales a los familiares de las victimas, como ningún otro delito. Yo soy victima y he vivido en carne propia la angustia, el horror, la depresión, y todas las consecuencias que ello conlleva. El próximo 23 de agosto, se cumplen 20 años de la desaparición forzada de mi hermano José Lizardo Villarreal Cuéllar. Fue un viernes 23 de agosto de 1991. Mi hermano se desplazaba del Municipio de Timaná, a la ciudad de Pitalito. Por la carretera nacional, a la altura de la Vereda Charco del Oso, varios hombres lo obligaron a abandonar su motocicleta y abordar una camioneta. A punta de disparos de pistola se lo llevaron con rumbo desconocido. Hasta la fecha no sabemos nada de él.
Nunca nos hemos recuperado de ese hecho tan doloroso. Mis padres murieron con la incertidumbre de saber si su hijo era vivo o muerto. Uno vive a diario especulando sobre la suerte de sus seres queridos. Se hacen muchos interrogantes, que nunca tienen respuesta. ¿Quién se lo llevó? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Lo torturaron el día de su secuestro? ¿Lo asesinaron? ¿Qué hicieron con su cadáver? Nuestra familia, de profunda tradición Católica, siempre ha concebido que todo muerto debe ser velado, llorado y enterrado con los ritos de la Misa. Y su tumba ser visitada, rodearla de flores, en fin, tener esa memoria. ¿Pero nuestros familiares desaparecidos? Los lloramos sí, y a diario. Porque su recuerdo permanece para siempre en nuestra mente. Solo la muerte los podrá borrar, o quizá ese recuerdo seguirá con nosotros hasta la eternidad. Es muy doloroso el drama que vivimos los familiares de los desaparecidos. Esa pena no se la deseo ni al peor enemigo.
SANTIAGO VILLARREAL CUELLAR
http://nuevaera66.blogspot.com/
2 comentarios:
En realidad caballero estimo que debe ser sumamente doloroso el drama que usted y varios miles de hermanos colombianos viven por las desapariciones forzosas suscitadas como producto de la ceguera del poder de continuar usufructuando de su status quo; donde unas pocas familias acumulan los bienes que pertenecen a todos los colombianos.
Aquí en Ecuador, si bien en mucho menor escala, sin embargo no estamos exentos de historias similares, al igual que en todos los países latinoamericanos.
Mi solidaridad con usted y todo el hermano pueblo de Colombia que sufre esta tragedia.
Nuestra voz y nuestra lucha construira un mundo diferente para todas y todos.
Por el irrestricto respeto a la vida, en sus múltiples manifestaciones, por la vida y la dignidad, continuaremos construyendo esta red de voces disidentes. Cuente con mi palabra acción y voz en defensa de estos supremos principios.
Atentamente.
Fredy Torres A.
Desde Ecuador.
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