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7/25/2011

COLOMBIA DE VUELTA A LA MINERÍA


Por Santiago Villarreal Cuéllar
Como hace 500 años, cuando el invasor español llegó en busca del preciado Dorado, tristemente Colombia retrocede para convertirse en una nación minera. Grupos alzados en armas de diferentes ideologías, especuladores, guaqueros y sectores previamente estimulados por las multinacionales extranjeras (canadienses, norteamericanas, europeas y asiáticas), desataron una ola de búsqueda de oro, plata, coltán y hasta uranio. Primero incitaron a la clase campesina para que empezara a escarbar en determinados lugares de la geografía nacional y cuando encontraron los primeros vestigios de estos metales, difundieron la noticia que se regó como pólvora. Luego ha empezado el Éxodo de gente de todas partes, invadiendo dichos lugares y como topos humanos viven perforando en quebradas, ríos, montes y montañas, buscando el metal para ganarse un pingüe sustento para sus familias.
El resultado ha sido el desestimulo de seguir cultivando la tierra para prodigar alimentos y crear un gran desorden social en los lugares donde se explotan estas minas ilegales. Pero entonces, aparece la mano milagrosa del Estado para regular la situación. Y es sencillo, la solución consiste en otorgar licencias a las multinacionales extranjeras para que exploten inmisericordemente esos yacimientos, y continúen generando empleo chatarra a los mineros, quienes sin un contrato de trabajo, sin seguridad social, ni nada que garantice su propia vida, saquean los recursos naturales de nuestra nación a cambio de unas miserables regalías para el tesoro público.
Y para suplir la falta de alimentos que dentro de corto tiempo se empezará a sentir como consecuencia de esa mano de obra campesina que cree que es más rentable sacar oro que sembrar alimentos, el gobierno se arrodilla a los que manejan la política de los Estados Unidos para que aprueben lo más pronto posible el Tratado de Libre Comercio, el cual nos traerá arroz más barato, papa, cebada, cebolla, carne, restos de pollo y toda la gama de alimentos que dejamos de producir por retroceder en la historia. Eso tiene un nombre muy amargo: se llama Pérdida de la Soberanía Alimentaria, que en esencia es la pérdida de la Soberanía y de la Dignidad Nacional.  

SANTIAGO VILLARREAL CUELLAR
http://nuevaera66.blogspot.com/

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