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4/19/2016

Bienvenidos al matrimonio igualitario


Santiago Villarreal Cuéllar

Es curioso que en Colombia tenga que ser el poder judicial y no el legislativo quien regule leyes fundamentales para defender los Derechos Humanos Fundamentales. Si observamos la historia reciente, la Corte Constitucional ha tenido que pronunciarse (“legislar”) sobre temas como el aborto, la eutanasia, la unión de parejas del mismo sexo y la adopción de niños por estas nuevas familias. Mientras en las naciones donde han aprobado leyes para reconocer los derechos de estas minorías con orientaciones sexuales diferentes, en Colombia el congreso se ve envuelto en permanentes escándalos como la para-política; farc-política; comunidad del anillo; y recientemente vehículos de esa dependencia vendidos a bandas de supuestos traquetos y personas de dudosa reputación. Los colombianos elegimos desde hace años un congreso vergonzoso, salvo raras excepciones de algunos legisladores que se dedican a presentar proyectos de ley provechosos para el país y unos pocos que hacen un verdadero control político, aunque sin mucho éxito, a un ejecutivo absorbido cada vez más por la corrupción y el desfalco al erario público. Estos legisladores de ambas cámaras son en su mayoría una manada de mojigatos que no temen saquear el estado mediante contratos y toda clase de triquiñuelas para engordar sus mezquinas faltriqueras, pero se escamotean cuando ven proyectos que redundan en beneficio de los Derechos Humanos.

Afortunadamente tenemos unos magistrados preparados, de excelsas calidades humanas; mentes pensantes y brillantes; verdaderos apóstoles del derecho; cuya mayoría posee un pensamiento progresista, que en los últimos 20 años, ante todo en la Corte Constitucional, han sabido interpretar el sentir de cientos de personas, todas en condiciones de vulnerabilidad frente a los atropellos de una mayoría retrograda que vive todavía en el oscurantismo y piensa como si estuviera en la época colonial.


Bienvenido el matrimonio igualitario, que debió ser reconocido antes que la adopción por parte de estas parejas. Porque para otorgar el derecho a tener niños bajo su cuidado, debe pensarse en que la pareja que los reciba bajo su custodia tienen que constituir una pareja establecida bajo el amparo de un matrimonio de derecho. De esta forma se asegura más el presente y futuro de esas criaturas que serán criadas por esas nuevas familias que hacen parte de la sociedad colombiana. El avance de los Derechos Humanos siempre estará por encima de los dogmatismos y supersticiones, que afortunadamente hace tiempo dejaron de interesar a los estados laicos, respetuosos de las libertades religiosas, pero también de la libertad de consciencia y del libre desarrollo de la personalidad. Creemos que es un logro de unas minorías que debe ser respetado por las mayorías.        

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