Santiago Villarreal Cuéllar
Nos encanta criticar. Ante todo nos gusta
criticar a los demás; criticamos su forma de caminar; criticamos nuestra vecina
porque estrena un vestido nuevo; criticamos al vecino porque compró un carro
nuevo; criticamos nuestra esposa o esposo, a los hijos y estos a sus padres. Lo
seres humanos no podemos permanecer un instante sin criticar. Observamos y
criticamos los errores de las demás personas sin mirar los nuestros. La crítica
es un artículo barato que se consigue en todos los lugares y a todas horas. Lo
peor es que nunca pedimos consejo u orientación y nuestros congéneres están
listos a señalarnos la forma como debemos actuar, o a reclamarnos por nuestras
acciones. Existen personas extremistas que juzgan nuestras acciones y
comportamientos, y desean lincharnos.
Siempre me he preguntado si criticar las
personas por sus actuaciones corrige sus errores y he visto que es vana
esperanza. Citaré solo un ejemplo, pero existen muchísimos. En la década de los
ochenta, en Colombia se criticaba a diario al narcotraficante Pablo Escobar
Gaviria; todos los medios de comunicación, las autoridades, la Iglesia, el
mundo en general criticaba fuertemente y acusaba a Escobar, de todos los males
habidos y por haber en todo el país. Cuando el señor Pablo concedía
declaraciones a la prensa, negaba tajantemente estar involucrado en algún
crimen; siempre declaró que era un hombre bueno e inocente. De nada sirvieron
tantas críticas, tantos llamados de atención y toda la tinta que gastaron los
periódicos, la saliva de locutores, periodistas de radio y televisión. Nada ni
nadie logro disuadir, ni mucho menos corregir las actuaciones de Pablo
Escobar.
Para tener buenas relaciones humanas y
cultivar amistades, es preciso evitar a toda costa criticar a los demás. Cada
ser humano posee sus propias actuaciones y comportamientos, muchos de ellos
compulsivos o psicosomáticos que usted no podrá remediar con la crítica. La
crítica hiere la autoestima de las personas, creando resistencias y
resentimientos hacia quienes le critican. La próxima vez que desees criticar a
alguien, muérdete la lengua.
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