Santiago Villarreal Cuéllar
Con el aroma de cafetales floridos,
la frescura emanada de guaduales y el calor de una numerosa familia, se formó
Gladys Canacué Medina. Sus padres, fervientes católicos infundieron en ella la
fe, y esos valores éticos y morales que hoy no parecen estar de moda, pero que
ella practica con esmero. Rezando el Rosario por las noches, su familia le
inculcó principios como la honestidad, la bondad, el temor a Dios, la
sinceridad y ante todo la sencillez. Estudió la primaria en la vieja escuela de
bahareque de color blanco con una franja roja sobre las paredes y puertas de
madera color verde mar. Cuando la Federación Nacional de Cafeteros comenzó a
construir la nueva escuela rural de Pantanos en Timaná, la capilla donde
vigilaba la Virgen, fue convertida en salón donde nos hacinaron a todos los
estudiantes. Yo cursaba el primer año y Gladys estaba en cuarto de primaria. La
profesora Mercedes Torres, una mujer obesa y enérgica, enseñaba en todos los
cursos, haciéndonos rezar por la mañana y por la tarde. El trayecto de la
escuela a la casa distanciaba un kilómetro aproximado, una parte carretera y
otra, camino.
Cuando de niña transitaba presurosa por la polvorienta carretera para
llegar tempano a la escuela, quizá nunca imaginó que fuera a tener una
brillante carrera política y menos que un día pusiera sus ojos en el Congreso
de la República. Su bachillerato en la Concentración de Desarrollo Rural de
Timaná, culminados en el Colegio la Presentación del mismo municipio terminó de
moldear sus principios morales. Su familia, de estirpe conservador también
marcó sus ideales políticos.
Culminado su bachillerato era preciso buscar empleo y nada mejor que
mudarse a Pitalito, cuidad prospera y acogedora que prometía futuro. Sus
primeros trabajos fueron de bajo perfil, pero se destacó por su estricto
cumplimiento del deber y puntualidad. En el año 1992, saltó a su primer cargo
público y allí empezó su carrera pública, pero también le picó el bicho de la
política. En el año 2000, aspiró a la alcaldía de Pitalito, siendo derrotada
por su contendor Germán Calderón. Sin embargo, las derrotas para Gladys Canacué
constituyen una excelente experiencia para mejorar y diseñar nuevas estrategias
para continuar la lucha. Fue así como en el año 2004, logró llegar a la
alcaldía, realizando una brillante gestión. Después de esa experiencia ocupó
cargos a nivel departamental y en el año 2010 aspiró a la Cámara, perdiendo por
un estrecho margen. Ahora, con mayor vigor, vuelve a insistir y parece que esta
vez los vientos están a su favor.
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