Santiago
Villarreal Cuéllar
La
forma apresurada como el gobierno presentó el proyecto de ley para
convocar un referendo que ratifique los acuerdos que se firmen en la
Habana, molestó a los negociadores de la farc, solicitando un compás
de espera para reflexionar. Los diálogos no se rompieron, no
obstante la forma novelesca como lo informó la prensa mediática,
acostumbrada al drama y el sensacionalismo. Es comprensible la
actitud de los voceros de la guerrilla pues si están sentados en una
mesa de negociación, se espera que los temas fundamentales, como el
referendo, deben discutirse bilateralmente y no impuestos por el
interlocutor. El presidente Santos manifestó iracundo que las
condiciones las pone el gobierno, afirmación que tampoco es
aceptable porque en una negociación tan delicada e importante como
la búsqueda del entendimiento para lograr acuerdos que pongan fin al
conflicto armado, cualquier condición debe pactarse entre las
partes.
Pero
la propuesta del gobierno me parece acertada, y las farc no deben
vacilar en aceptar el reto. Contrario a la proposición de la
guerrilla de convocar una asamblea constituyente, que en las actuales
condiciones y ante el aumento de una cultura derechista en el país,
no es el mejor momento. Un referendo celebrado el mismo día de las
elecciones parlamentarias es propicio para refrendar los acuerdos. No
solo convocará una gran mayoría de colombianos a las urnas, sino
que pondrá en cintura a los partidarios de la guerra, quienes
medirán su pulso frente a quienes queremos a toda costa finalizar un
conflicto armado que ha desangrado nuestra nación por más de
cincuenta años, mediante una negociación civilizada. El ex
presidente Uribe se muestra contrario a la propuesta, con argumentos
válidos para su pensamiento de extrema derecha. Sin embargo, me
parece que el señor ex presidente y sus seguidores deben aceptar el
desafío pues es una excelente oportunidad para que mediante sus
argumentos convenzan al electorado de la virtud de su propuesta
guerrerista. O quien quita que durante el trascurso de estos meses
que restan para las elecciones, el doctor Álvaro Uribe termine
apoyando con un sí rotundo los acuerdos de la Habana. En política
todo es posible y si es de la colombiana, las sorpresas son mayores.
Si
el congreso aprueba este referendo, sin duda será el primer paso
para terminar con las hostilidades de las partes, y comenzar a tejer
las reformas sociales y estructurales que necesita Colombia para
llegar a una verdadera paz. Porque no basta la desmovilización de la
guerrilla, sino que debe comenzar el proceso de paz con todos los
colombianos.
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