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11/29/2011

PADRES QUE MATAN A SUS HIJOS


Por: Santiago Villarreal Cuellar

En un barrio periférico de la ciudad de Pitalito, una madre le quita la vida a su propio hijo de cinco años, propinándole catorce puñaladas. Dos semanas después, un padre hizo lo mismo con su hijo de ocho años en una zona rural del municipio de Palestina, esta vez con una filosa peinilla, degollándolo de un solo golpe.

Estos asesinatos de dos niños en el Sur del Huila, cometidos por sus propios padres, al finalizar el año 2010, nos invita a reflexionar sobre las causas por las cuales un ser humano es capaz de depredar su propia prole.

Si observamos la naturaleza de los animales, en especial los mamíferos y las aves, se puede evidenciar que entre los primeros es muy raro encontrar una madre (en estas especies son las encargadas de la crianza de sus hijos), que cause la muerte a sus descendientes. Por el contrario: las madres de bovinos, felinos, caninos, para mencionar unas pocas, dan su propia vida en defensa de sus crías. No solo los defienden de sus enemigos, sino que se esmeran buscando alimento para evitar que mueran de inanición. Entre las aves, son los dos: padre y madre, que construyen con esmero sus nidos, donde posteriormente se turnan para calentar los huevos, que luego de nacidos los cuidan de los depredadores y realizan proezas para procurarles alimento. ¡Que ejemplo nos dan los animales a los humanos sobre el rol de ser padres!

Sin embargo, entre los seres humanos encontramos con frecuencia que los progenitores matan sus crías utilizando distintos métodos. Madres que dejan sus bebés recién nacidos en basureros o en cualquier lugar, padres que se niegan a reconocer la paternidad de sus hijos para librarse de la responsabilidad de su manutención. Estas son formas disimuladas de querer asesinar a su descendencia, aunque no logren el objetivo. Y qué decir de las madres que acuerdan con el progenitor, asesinar el feto que evoluciona en su vientre mediante la abominable practica del aborto, o sencillamente toman ellas solas esa nefasta decisión. ¿Acaso esta no es una forma de asesinato?  Más cruel que hacerlo con un niño nacido, porque ese ser indefenso que crece inocente en las entrañas de su madre, nunca se imagina que un día un dilatador prepara el camino para que una legra lo arranque de su placido lugar y lo asesine. No se tiene conocimiento entre los animales mamíferos, que una madre aborte por su propia voluntad. Esto solo se presenta entre los humanos.

Quizá una explicación científica para estos extraños instintos humanos, se deba a que en la alambrada de neuronas de la inteligencia, almacenada en la corteza cerebral, se guarda la información de millones de años de evolución, cuando las especies vivas se comían sus propios hijos. Contrario a algunas especies animales, como las arañas, que son las madres las que mueren al nacer sus crías para servir de  alimento a sus hijos. En los humanos en cambio, debido a su arquetipo diferente al de las arañas, se invierten esos valores, manifestándose instintos de agresividad, compulsiones y deseos escondidos en lo profundo de su cerebro de destruir su propia descendencia.

Mientras el ser humano exista sobre la faz de la tierra, siempre se constituirá en un peligro para su propia especie, incluyendo sus propios hijos.    

 

 


SANTIAGO VILLARREAL CUELLAR
http://nuevaera66.blogspot.com/

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