Santiago Villarreal Cuéllar
Es muy común en la noche de año viejo comer
doce uvas pidiendo un deseo, y esperar que se cumplan durante todo el año; o salir
a caminar llevando maletas de viaje
llenas de ropa para tener muchos viajes durante el año; también se utilizan
espigas de trigo y un pan bastante grande para que no falte alimento durante
todo el año; las tres monedas de oro, o cobre frotándolas con las manos a media
noche para que no falte dinero durante el nuevo año. Estos son solo algunos de los muchos augurios
conocidos en Latino-América y otras naciones del mundo para esperar el año
nuevo.
Quizá muchas de estas creencias sean eficaces
pues la fe de la mente humana es creativa y debido a ese fenómeno invisible
muchas de las cosas que deseamos se plasman en la realidad. Nuestra cultura
está formada por creencias religiosas, muchas de ellas sincretizadas con ritos
ancestrales, derivándose de allí toda esta gama de augurios que han enriquecido
nuestro folclor, nuestra fantasía y nuestros sueños.
Me permitiré aportar algunos secretos para
recibir con energías positivas el nuevo año, y dejar las negativas con el año
viejo. Bañar el cuerpo con agua de lluvia y jabón de la tierra, la noche del 31
de diciembre, antes de las doce, permite dejar atrás todas las malas
influencias. El primero de enero debe bañar su cuerpo con agua de laguna o río, y en lugar de jabón debes utilizar panela
raspada, o azúcar si no tenemos panela a la mano. Otro secreto consiste en
preparar un baño que puede ser utilizado también para regar la casa y negocio,
utilizando plantas amargas como verbena, salvia blanca, hojas de naranjo agrio,
ajenjo, hojas de laurel o mirto. Maceradas dichas plantas en agua de río, se
bañará en la noche del 31; y para el primero de enero debe bañar su cuerpo con
un riego elaborado con plantas dulces como altamisa, tomillo, romero, albahaca
y menta, agregando miel de abejas.
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