Las brujas de la Jagua

Santiago Villarreal Cuéllar

La Jagua fue una comunidad aborigen asentada en la desembocadura de los ríos Suaza y Yuma (Magdalena). En ese asentamiento los aborígenes vivieron pacíficamente hasta la llegada del invasor español, que rompió su tranquilidad, mancilló sus costumbres, cultura, violó sus mujeres y asesinó a quien no se sometió a su yugo esclavista. Después del paso arrasador, conservó, no fundó, como falsamente dicen algunos historiadores que basan su investigación en los anales conservados en España, el pueblo llamado Jagua. Por esa razón no existe fecha exacta de la supuesta fundación y mantiene su nombre original de Jaguas. Posiblemente así se llamaba la tribu, pero también existe la suposición que Jagua fuera el nombre de su jefe (cacique) o guaricha (cacica), porque para estos aborígenes el género no limitaba la jerarquía o mando de una comunidad. Sin embargo, algunos historiadores afirman que fue declarada como fundada por los españoles en 1540, que es la fecha cuando estos últimos establecieron un centro de adoctrinamiento en ese lugar.

Este hermoso caserío, convertido hoy en Corregimiento de Garzón, en el centro del Huila, es conocido en varias partes del país y del exterior como pueblo de brujas. Non en vano se habla de ser un lugar donde se practica la hechicería y brujería, porque allí llegaron aborígenes de varias comunidades, antes de la llegada del español, donde chamanes practicantes de cultos animistas realizaban ritos sagrados por su cercanía a sus ríos. Los supersticiosos españoles, influidos por su fe católica, calificaron a estos sacerdotes ancestrales como brujos. En esa época de la edad media, Europa quemaba vivas las personas, específicamente mujeres, tildadas de brujas. Seguramente los feroces representantes de la corona española se ensañaron contra estas personas que practicaban libremente su culto a la madre naturaleza, pero especialmente al agua, considerada como la máxima diosa generadora de la vida. Hoy muchos charlatanes afirman que son los brujos de la Jagua, pero ni remotamente conocen la verdadera historia de esta comunidad.        

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