Santiago Villarreal Cuéllar
Durante la segunda vuelta electoral en la hermosa república andina, la derecha ganará con cara y con sello. El candidato Pedro Pablo Kuczynski, quien ha sido ministro en varias oportunidades, es un defensor de las políticas neo-liberales y del gran capital tráns-nacional. Cae muy bien en los sectores más acaudalados del país pues con él en la presidencia tendrán asegurados sus capitales criollos, y las multinacionales mineras tendrán un poderoso aliado para continuar el saqueo que desde hace casi dos décadas exprime al país en detrimento del medio medio ambiente, sumado al desalojo de miles de familias humildes de los lugares donde se explotan estos recursos naturales.
La gran prensa peruana, diarios, canales de televisión y radio, hacen un importante despliegue a este candidato y han hecho lo imposible por desprestigiar a la otra candidata, Keiko Fujimori, quien lidera las encuestas de opinión. Es de anotar que Kuczynski no posee buena imagen ante el electorado pues no ha sido un político de carrera, y tampoco tiene un discurso convincente, además de estar en avanzada edad lo que le resta popularidad.
Por su parte la candidata Keiko Fujimori, hija del ex presidente Alberto Fujimori, quien está preso por violación a los derechos humanos durante sus diez años de gobierno, también representa una derecha que podía catalogarse como populista; es decir, que utilizando un discurso populista y demagógico, convence fácilmente las clases menos favorecidas pues promete ayudas sociales, tal y como su padre lo hizo durante su mandato. Este hecho aventaja a la candidata sobre su contrincante, además de ser joven y bonita, aspecto que atrae a hombres, mujeres y jóvenes que votarán por primera vez. Pero la Keiko también es defensora del modelo económico neo-liberal y continuará concediendo licencias a las multinacionales mineras para seguir con la misma tónica de su padre.
La rancia oligarquía peruana no comulga con la Keiko, debido a sus presuntos vínculos con sectores mafiosos (traficantes de coca) y contrabandistas pues durante el mandato de su padre estos sectores ilegales tuvieron mucho auge y en muchas ocasiones fueron protegidos.
El gobierno de los Estados Unidos tampoco ve con buenos ojos a la Keiko, y en su lugar prefieren a Pedro Pablo Kuczynski. Sin embargo, el régimen norteamericano no tiene nada que temer porque ambos candidatos son aliados incondicionales de sus políticas internacionales y monetarias.
Según las encuestas, Keiko Fujimori sería la segura presidenta de los peruanos, y se da por sentado que de llegar al máximo cargo, legislará para que su padre Alberto Fujimori, lo miso que Vladimiro Montesinos, y otros miembros de ese gobierno, presos en la actualidad, puedan recobrar su libertad.
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