Santiago
Villarreal Cuéllar
Desde el gobierno del presidente Pastrana,
comenzaron las negociaciones para firmar el Tratado de Libre Comercio con
Estados Unidos. Toda una algarabía despertó en la opinión, especialmente
aquella que nada sabe sobre economía, sobre los supuestos beneficios que
traería dicho Tratado. Que los automotores bajarían de precio, lo mismo que los
electrodomésticos; las motocicletas llegarían regaladas, la carne, el pollo, en
fin. Los expertos advirtieron sobre las inconveniencias de dicho Tratado para
nuestra pobre economía, sobre todo en la forma como se negoció. Es decir,
concediendo gabelas para los estadounidenses y las migajas para nosotros los
colombianos. Porque justo es decirlo, los tratados de libre comercio no son
negativos para las naciones subdesarrolladas cuando estos son equitativos.
Durante el gobierno del presidente Uribe, se
hizo lo imposible para que entrara en vigencia dicho Tratado, pero solo en el
gobierno del presidente Santos lo aprobó el congreso norteamericano. A partir
del 15 de mayo de este año, se empezaron a negociar los primeros productos
libres de aranceles entre ambos países. Pero, ¿cuáles han sido los beneficios
para nuestra nación? Veamos el caso de los exportadores: hasta la fecha, y eso
se había previsto, solo los floricultores se han beneficiado pues por fin descansaron
de que se les prologara las exportaciones de ese producto, sujeto a las
llamadas cuotas preferenciales. Se suponía que al exportar café sin aranceles a
los Estados Unidos, la demanda de este producto crecería, pero
desafortunadamente no ha sido así. Se exporta la misma cantidad y los precios
tienden a la baja. ¿Y para las importaciones? ¿Han bajado los precios para el
consumidor? Veamos dos ejemplos: a mediados de julio llegaron a nuestro país
las primeras toneladas de harina de trigo, libre de aranceles, proveniente de
Estados Unidos. Se suponía que al ahorrarnos los impuestos de importación, ese
producto de primera necesidad bajaría de precio, pero no ha sido así. La harina
de trigo, continua valiendo el mismo precio y seguramente a principios del año
entrante subirá de nuevo. A partir de septiembre, el mercado colombiano fue
invadido de uva californiana, sin aranceles, logrando desplazar la chilena y la
peruana, que eran más económicas. Sin embargo, los precisos de esa fruta al
consumidor final no bajaron de precio y la libra cuesta los mismos cinco mil
pesos.
Entonces, ¿para qué sirve el Tratado de Libre
Comercio? ¿Acaso no era para beneficiar al consumidor y generar empleo? La
verdad es que los beneficiados de ese Tratado son los grandes importadores,
quienes engordan más sus bolsillos pues se ganan el impuesto del arancel y
continúan especulando con los precios.
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