Santiago
Villarreal Cuéllar
Son varios los lugares donde un
médium invoca y afirma comunicarse con el espíritu del fallecido médico
venezolano José Gregorio Hernández, para diagnosticar recetar y sanar
enfermedades. Hace algunos años en la ciudad de Campoalegre, un médium invocaba
el espíritu del fallecido candidato presidencial Luis Carlos Galán Sarmiento,
quien desde el más allá recomendaba nombres para inscribir listas para la
asamblea del Huila. Existen algunos centros espíritas donde realizan las
llamadas regresiones, las cuales consisten en hacer regresar el espíritu de un
mortal para rebelar, qué cuerpo ocupó en su vida pasada. Son muchos los que
afirman haber estado en el cuerpo del libertador Simón Bolívar. Esto quiere decir,
de acuerdo a la teoría de la reencarnación, que un espíritu puede reproducirse
en el más allá para volver a la tierra y reencarnarse en varios cuerpos.
Curiosos estos azares espirituales.
Lo que nos causa duda a los
escépticos, es porqué algunas enfermedades como el cáncer, sida y hernias
inguinales, no son susceptibles de ser curadas por el espíritu del “hermano”
Gregorio, ni por otros espíritus como el de la “hermana” María Lionza. Llama la
atención también, que los invocadores del espíritu de Luis Carlos Galán, no le
hubieran interrogado acerca de los autores de su asesinato, ni si se encontraba
en el cielo o el infierno. Tampoco esos espíritus revelan dónde se encuentran
los criminales más buscados del país. Aquellos espíritus se abstienen igualmente
de predecir cuándo, cómo y dónde morirá una persona, ni siquiera su propio
invocador. Aquí cabe preguntarnos: ¿no son lo suficientemente sabios esos seres
del más allá? ¿O son sus invocadores los que no poseen la suficiente
inteligencia para recibir la información? ¿O será que los médium no son más que
unos impostores que se inventan los libretos para engañar a los creyentes? Lo
cierto de todo, es que la ciencia nada ha descubierto acerca del espíritu de
los humanos. Ni siquiera se ha demostrado que existen dentro de nuestro cuerpo,
mucho menos dónde queda el más allá.
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