Santiago Villarreal Cuéllar
Los disparos retumbaron al interior del
establecimiento; santuario de diversión de la comunidad LGTBI de la bellísima
ciudad de Orlando en la Florida; lugar emblemático donde todos los días, pero especialmente
los fines de semana, homosexuales, bisexuales, travestis, lesbianas y todas las
personas con opciones sexuales diferentes a la tradicional tienen su encuentro
para divertirse; allí sellan contratos de parejas, pero también se fraguan divorcios,
se consigue nueva pareja, o sencillamente se relaja la mente y el cuerpo
bailando, bebiendo unos tragos y observando el colorido del espectáculo gay,
como no hay otro.
Comenzaron los gritos, horrorosos; la muerte brutal hizo presencia en el escenario, arrastrada por un individuo bien entrenado; no era un simple fanático, también sabía manipular armas con bastante precisión. Llamaron la policía, pero esta tardó más de dos horas en hacerse presente, o por lo menos en irrumpir en el interior del lugar para saber lo que estaba sucediendo. ¿Por qué tardaron en entrar?
A lo largo de la historia las minorías étnicas,
religiosas, sexuales y de otra índole, han sido blanco de atentados. No
obstante el gran avance en materia legislativa de la comunidad LGTBI en los
países occidentales, todavía la homofobia sigue viva, latente, amenazante y
atacante. Las tres grandes religiones monoteístas de occidente (judaísmo, cristianismo,
e islamismo) salvo unas pocas sectas judías y cristianas, condenan, sindican y
satanizan las opciones sexuales distintas a la heterosexual. No es raro que fanáticos
quieran todos los días atacar, y lo hacen, asesinar y destruir estas personas
por el solo hecho de tener diferentes comportamientos sexuales.
El brutal asesino no necesariamente tenía que
ser un musulmán. Bien podría haber sido un cristiano fundamentalista de esos
que gritan a los cuatro vientos que los homosexuales y lesbianas no obtienen la
salvación eterna. También lo habría hecho un católico, de esos que ven con odio
a esta comunidad.
¿Ataque inspirado por el llamado Estado
Islámico? ¿Y qué es el Estado Islámico? ¿Quién creó esa entelequia, ese
demiurgo que se personifica cuando le conviene? Personalmente no creo que esta
brutal y condenable masacre haya sido obra de ese enemigo invisible creado por mentes
perversas para desatar guerras e invadir países por parte de los llamados defensores
de la libertad. Me resisto a creer que fuera un ataque contra los Estados
Unidos.
¿Pero por qué contra la comunidad LGTBI y no
contra otra minoría? ¿Y por qué la de la ciudad de Orlando en la Florida cuya
gran mayoría es de origen latino y muchos migrantes ilegales y no la de otras
ciudades de ese país? Son interrogantes
que no tendrán respuesta clara, pero siembra dudas cuando se cometen estos
genocidios.
Cualesquiera sean los móviles que inspiraron
este asesino para proceder a cometer semejante masacre de más de cincuenta
personas e hiriera otro tanto, debe recibir nuestra más enérgica condena. Queda
claro que la comunidad LGTBI de todo el planeta sigue siendo perseguida,
despreciada y aunque hipócritamente los políticos legislen para que logren
algunos derechos, el principal de ellos como es la vida se viola hasta en la
nación que propende por las máximas libertades individuales.
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