Santiago Villarreal Cuéllar
Mediante ponencia del senador Juan Manuel
Galán, el congreso de la república aprobó la ley que permite el uso de la
marihuana con fines medicinales; también los ministros de Salud Alejandro
Gaviria y el saliente de Justicia Yesid Reyes, jugaron un papel decisivo en la
aprobación de este trascendental proyecto, que despenaliza el cultivo,
procesamiento, industrialización y comercialización de productos a base de
cannabis para uso medicinal. Confieso que no quedé satisfecho con esta ley
porque en la misma no se contempló el uso para fines recreativos como la
aprobada en la república del Uruguay. Es inconcebible seguir penalizando el
consumo del cannabis cuando la misma Corte Constitucional, mediante Sentencia C-221
de 1994, despenalizó el uso de la dosis personal de estupefacientes en aras del
derecho fundamental al libre desarrollo de la personalidad. Claro está que al
igual que el aborto, que también es penalizado, y todos los días se practica
clandestinamente, la marihuana, al igual que otras tantas substancias
alcaloides continuarán siendo consumidas por cientos de miles de colombianos y
otros miles las seguirán comercializando. Pero constituye un gran avance esta
ley pues tengo la absoluta convicción que no será tarde la legalización del
consumo como forma de recreación al igual que otros alcaloides que son
considerados ilegales.
Abordemos ahora los compontes químicos que
posee la noble planta de marihuana y que ya son utilizados con propósitos
medicinales, especialmente en los Estados Unidos donde, no obstante la
Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), no la ha aprobado como
medicina, sí ha patentado dos medicamentos en forma de pastillas a base de cannabinoides, una de las más de cien
substancias que posee la hierba. Uno de los genéricos aprobados recibe el
nombre científico de cannabidiol (CBD), utilizado en algunos
tratamientos para la epilepsia infantil y cuyo uso ha dado excelentes resultados.
Según un informe del National Institute on Drug Abuse, “Los cannabinoides son químicos relacionados
al componente delta‐9‐tetrahydrocannabinol
(THC), la sustancia psicoactiva principal de la marihuana (que altera la
mente). El THC estimula el apetito y reduce las náuseas. Los medicamentos a
base de THC aprobados por el FDA se usan con este propósito. El THC también
puede ayudar a disminuir el dolor, la inflamación (hinchazón y enrojecimiento)
y los problemas relacionados con el control muscular.” Actualmente los dos
medicamentos que contienen THC, aprobados por la FDA de los Estados Unidos, se
consiguen bajo los nombres de dronabinol
y nabilone; utilizados en los tratamientos de nauseas ocasionadas por quimioterapia y para estimular el apetito en
pacientes con VIH que han perdido extremadamente su peso. Bienvenida la
marihuana medicinal.
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