Santiago Villarreal Cuéllar
Pitalito es cuna de artistas de diferentes géneros; la pintura, escultura, artesanías, danzas y por supuesto la literatura. La mayoría de laboyanos conocen la obra del escritor Gerardo Meneses, pero pocos saben sobre la obra literaria de Omar Ardila.
Quizá este desconocimiento se debe a que este autor vive desde hace muchos años en la capital de la república, y toda su obra se lanza en la gran urbe. Algunos conocemos su maravillosa creatividad y su magistral obra poética, ensayista y cuentista.
El pasado 17 de marzo de 2015, Omar Ardila hizo el lanzamiento de una obra más: Luces Sobre las Piedras. Obra poética donde le autor hace una crítica constructiva a los diferentes problemas de la humanidad.
Pero qué mejor exposición que la introducción realizada por otro maestro de la literatura como Antonio Oihuela. He aquí su comentario:
LUZ SIN CENTRO
Al otro lado de la luz quedan las sombras, el lugar donde se desmoronan las ilusiones y se desahucia la palabra. Lugar desencantado que Omar Ardila ha querido iluminar para fijar el contorno preciso de este mundo, esta piedra cansada de dar vueltas que estamos convirtiendo en despojo, esta isla de vida que vamos a destruir con todos nosotros dentro a pesar de las muchas señales que avisan, de las muchas voces insumisas que se alzan contra los geocidas, los biocidas, los genocidas; contra todas esas manos cómplices que continúan su macabra tarea porque se saben impunes y, al final del día, recompensados.
Omar Ardila describe en estas Luces sobre las piedras una completa geografía del horror, ninguna parte de la madre tierra queda a salvo. El capitalismo se vuelve contra la vida para negarla con sangre, desesperanza, frío y muerte. Estamos ante un poemario de una crudeza sin igual, áspero y rudo como el corazón de piedra que describe. Un mundo poblado de desaparecidos, exhumados, desplazados, exiliados, extraviados, mudos y agredidos en nombre de la democracia y la libertad por la maquinaria monstruosa del poder y sus lacayos; pero frente a ellos todavía algunas voces clandestinas resisten con sus actos, con la palabra, en la calle, en poemas como estas piedras que Omar Ardila ha sabido lanzar también contra nuestra conciencia dormida.
Omar se sitúa así con este poemario junto a los lúcidos, junto a los proscritos, junto a los que no cedieron, los que no se creen las mentiras oficiales, los que se saben hechos de pasión, dolor y libertad, los que se dejaron crecer las alas de la palabra y vuelan con ellas por encima de cadenas y fusiles.
Luces sobre las piedras es, en suma, un libro hecho de desobediencia, de ese viejo y atronador susurro libertario que vuelve una y otra vez como las olas, moldeando la playa, abriendo nuevos caminos a la materia de los sueños, erosionando las certezas y las razones, abriéndose paso entre ellas como la aventura mejor de nuestra especie. En esa tarea sin fin, ya sabemos que podemos contar con los versos de Omar Ardila, vida, rabia y pasión se levantan en ellos como la ola encrespada dispuesta siempre a batirse contra la orilla porque ese es su destino de aire y transparencia.
Antonio Orihuela
En la vieja charca, 19 de julio de 2015
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