Santiago Villarreal Cuéllar
Niñas y niños de barrios marginales de
Pitalito van a la escuela con una taza de agua de panela y una tostada como
desayuno; arroz y café o agua de panela, componen su almuerzo. Muchas veces por
falta de cuadernos no vuelven a la escuela; son muchos quienes demoran meses
para completar todo el equipo necesario para estudiar; y en varias ocasiones
estos alumnos estrenan uniforme a medio año. Pregunten a los profesores para
que desmientan mi afirmación. No cayó bien la medida del alcalde de Pitalito
Miguel Rico, de no entregar útiles escolares este año, con el argumento de no
dejar el rubro presupuestado desde el año anterior. Quedar cientos de niños
pobres sin lo necesario para el estudio es fomentar la deserción escolar; es un
desestimulo para los pequeños y sus padres que muchas veces no tienen dinero
para comprar estos elementos. Pero además, la segunda ciudad del Huila quedaría
como un bailarín desentonado, que no rima al compás del programa del
gobernador, primero es la educación, si no buscan un mecanismo rápido y legal
para entregar útiles a los estudiantes.
La gratuidad de la educación en Pitalito se
inició en 1991, salvo tres años de la administración del doctor Carlos Arturo
Giraldo (q.e.p.d.), que no se entregó. Los demás burgomaestres cumplieron con
ese deber. Para suplir esta noble labor el ordenador de gasto destina recursos
propios; pueden invertirse no necesariamente en cuadernos u otros enseres; eso
depende de la interpretación del gobernante de turno. Pero lo ideal, lo
tradicional y ante todo, debido a la necesidad de las clases marginadas del
municipio, siempre se ha optado por el paquete escolar.
Esperamos que el señor alcalde cuyo lema de
campaña fue de un Pitalito seguro e incluyente, no excluya a los más pobres de
tener la posibilidad de disponer de estos elementos para sus niños, pues de
continuar con estas políticas, creo que empieza su mandato pisando terrenos
fangosos, descapotando la confianza que depositamos en él.
0 comentarios:
Publicar un comentario