Santiago
Villarreal Cuéllar
También
conocida como aloe, la sábila es originaria del oriente africano,
Madagascar y costas del Golfo Pérsico. Existen alrededor de 525
especies, pero la más conocida en América es la variedad aloe
vera, que
se usa con fines medicinales, y también como amuleto para la buena
suerte.
Según
algunos historiadores, en las viviendas de las riberas del río Nilo,
en el antiguo Egipto, los moradores tenían colgada sobre la pared de
la entrada, un cuero de cocodrilo y sobre el mismo una mata de
sábila. Con ella se defendían de los ataques de chamanes y posibles
maleficios, lo mismo que del mal de ojo. Por ser familiar de los
cardos, esta planta no requiere de tierra ni agua para vivir. En el
interior de sus largas hojas conserva una gran cantidad de líquido
viscoso, que algunos estudiosos gnósticos y masones asocian con el
semen humano. Esta substancia tiene propiedades emolientes y
humectantes, y es utilizada para la elaboración de cosméticos. Las
leyendas de los antiguos egipcios, recopiladas por los rosacruces,
dicen que esta planta posee espíritus elementales y que estos,
vistos clarividentemente, se parecen a niños recién nacidos, los
cuales se mueven al interior de las hojas. A esos espíritus es que
los egipcios pedían protección para sus viviendas y familias.
En
Latino-América, esta planta también es fuente de veneración y en
las regiones caribeñas se rezaba una oración traída desde el
lejano oriente. Cuando se instauró la Santa Inquisición en las
colonias españolas y portuguesas, dicha oración fue sincretizada
con palabras alusivas a la fe Católica. Esa es la oración que
conocemos en la actualidad, aunque existen algunas recopiladas por
los rosacruces, otras por los gnósticos y masones, pero estas se
tienen en secreto y solo son conocidas por los miembros de estas
logias. En nuestras regiones es costumbre colgar una mata de sábila
sobre la pared, con una herradura, tres clavos, un imán, algunas
cintas de distintos colores, y rezar la oración lo cual traerá
buena suerte y prosperidad.
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