Santiago Villarreal Cuéllar
Desde principios de la década de los 90, el
mundo subdesarrollado vive la nueva era colonial. Grandes multinacionales
europeas, norteamericanas, australianas y chinas, incursionan buscando gas,
oro, petróleo, coltán, y demás minerales indispensables para sus crecientes
industrias; también construyen gigantescas hidroeléctricas represando nuestros ríos.
América Latina no es ajena a esta peste explotadora. El auge de la minería no
tiene límites a la hora de incursionar en nuestras naciones; se concesionan
territorios a como dé lugar; corrompiendo gobiernos, destruyendo zonas
forestales, matando su fauna, acabando con su flora y recurriendo al asesinato
de los líderes que se oponen a su atrevida intervención. En marzo pasado fue
asesinada en Honduras la ambientalista y defensora de las comunidades
ancestrales Berta Cáceres, por liderar la oposición a la construcción de una
represa en su país por parte de una compañía china.
La minería trae consigo corrupción y no se
detiene sobornando gobiernos de derecha y de izquierda. El escándalo que vive
Brasil, donde su presidenta Dílma Ruosseff
está a punto de caer, se debe a presuntos sobornos en la empresa
petrolera estatal Petrobras; también su antecesor Luis Ignacio Lula está
presuntamente involucrado en estos escándalos. Durante el gobierno del
presidente Chávez, en Venezuela se construyeron 9 hidroeléctricas; 3 fueron
concesionadas a compañías chinas; hace un mes el presidente Nicolás Maduro,
entregó una concesión petrolera a una corporación canadiense por cinco mil
millones de dólares. No estoy diciendo que estos gobiernos hayan recibido sobornos,
pero causa intriga que justamente quienes han levantado su voz contra los
imperios y multinacionales, entreguen sus recursos naturales a las mismas. En
Ecuador durante el gobierno de Rafael Correa, se han construido 9 hidroeléctricas, todas concesionadas
a corporaciones extranjeras; a principios de
este año se concesionaron 3 minas de oro a compañías australianas. Todo
ello en deterioro del medio ambiente que tanto defiende en sus discursos el
mandatario ecuatoriano. En Bolivia, el gobierno de Evo Morales se ha visto
envuelto en escándalos relacionados con presuntos sobornos a su ex compañera
sentimental por parte de una compañía china. Hago un recuento sobre los
gobiernos llamados de izquierda porque los de derecha hace muchos años están
acostumbrados a recibir sobornos para entregar la soberanía de sus naciones a
los emporios extranjeros.
Finalmente, la minería trae consigo la
destrucción de la cadena de la biodiversidad, ocasionando la ruina de nuestro
medio ambiente. Los costos de estos daños son cuantiosos y su recuperación en
algunos casos son irreparables. Durante siglos nuestros pueblos padeceremos la
iniquidad de unas multinacionales voraces y unos gobiernos inescrupulosos a la
hora de entregar los recursos mineros.
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