Santiago Villarreal Cuéllar
Cuando hablamos de homosexuales nos referimos
a todos los comportamientos derivados, llámese bisexuales, travestis, lesbianas
y demás; todas las personas que han optado por estas preferencias fueron
cobijadas con el fallo emitido por la Corte Constitucional para que puedan
tener el derecho de adoptar infantes y criarlos como Dios manda. Como defensor
de los derechos humanos siempre he protegido los derechos de los individuos que
optan por diferentes comportamientos sexuales, y me parece justo que en
Colombia se reconozca algunos de ellos. Pero creo que comenzamos mal; porque
antes de favorecer parejas para adoptar niños, debe legislarse sobre la
conformación y legalidad de estas uniones. No existe en nuestro país el
matrimonio entre personas del mismo sexo; al no tener un marco jurídico que
ampare estas parejas, queda un vacío que es preciso llenar. Por desgracia en
ningún periodo, ni el presidente, ni el congreso se han preocupado por legislar
en favor de esta minoría. Muchos congresistas se hacen elegir con los votos de
homosexuales y lesbianas, pero se muestran esquivos, y tímidos a la hora de defender
los derechos de esta franja de opinión. Los prejuicios religiosos y lo incomodo
que resulta para los padres de la patria debatir el tema, hace que se hagan los
de la vista gorda sobre el asunto. Electoralmente es más rentable pregonar
arengas homofóbicas, que defender sus derechos, y si no pregúntenle a los
senadores Roberto Gerlein y Hernán Andrade.
No
creo que en Colombia existan muchas parejas homosexuales que estén bien y establemente
conformadas; no hay estadísticas que muestren un porcentaje sobre estas uniones
de hecho, pero por lo visto en ciudades importantes y pequeñas, no son muchas.
Las uniones entre parejas del mismo sexo en nuestro país tienen poca duración y
el promedio no sobrepasa los seis años; en su mayoría están conformadas por jóvenes.
Recordemos que el promedio de uniones legales y de hecho de parejas
heterosexuales en Latino-América, es de doce años, según los estudios de las
diferentes federaciones de psicólogos del continente. Tengo la convicción que
son mucho menos las parejas del mismo sexo en Colombia que deseen adoptar
bebés; quizá algunas parejas cuya edad sobrepase los 35 años, desee criar
niños; pero de todas maneras debe legislarse, primero para legalizar los
matrimonios de quienes quieran unirse para convivir; y segundo, debe
reglamentarse mediante una ley los detalles para poder cumplir con el fallo de
la Corte, relacionado con la adopción.
Finalmente como humanista diré, que
debemos apoyar todo intento de los diferentes órganos estatales para difundir,
promocionar, defender y reconocer los derechos de estas minorías.
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