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10/02/2015

Las infamias contra Miguel Rico


Santiago Villarreal Cuéllar

La calumnia, la cizaña, la envidia, el odio ciego de algunas personas, agitadoras de banderas políticas de otras campañas hace daño; no es un daño electoral, es un daño moral; riñen con la ética y la moral cristiana de una sociedad que se califica como tal; faltan al respeto de las personas, pero perdón, hablo de respeto a unos seres que son incapaces de respetar e inspirarlo. A falta de ideas y propuestas serias que convenza al pueblo, recurren a lo más vil; se rebajan y arrastran como serpientes al asecho, y clavan sus mortíferos colmillos tratando de inocular el veneno emanado de sus mentes perversas; es una guerra de unos incapaces que creen que rascándose sobre un roble lo pueden doblegar. Eso, quisieron hacer contra la persona del señor Miguel Antonio Rico.
Los sondeos de opinión lo dan como ganador desde hace muchos meses; la desgracia ocurrida en la persona de la valerosa periodista Floralba Núñez, sacudió los sentimientos del país, del mundo; y a las pocas horas, mentes enfermas quisieron endilgar a la campaña de Miguel semejante crimen. Nadie que posea dos dedos de cerebro sano se le ocurre pensar que un hombre de las calidades humanas de Miguel, de su sencillez, de sus principios cristianos, de su ética y de su historial al servicio de la comunidad, siquiera pensara en semejante horror. Y nadie pensó que hubiera seres tan bajos que recurrieran a tamaña canallada.
Capturado y judicializado el presunto asesino de tan detestable crimen, se despeja el humo de esa llamarada de hojas secas que pretendieron encender. La maldad no puede perdurar por mucho tiempo, y la verdad siempre es vencedora aunque pretendan empañarla. Queda en la conciencia de los calumniadores, el cargo y el trago amargo como la hiel, de tratar de hacer daño. El pueblo los señalará con el dedo implacable de la historia y los tendrá en cuenta; y el juicio del pueblo es duro; el pueblo no perdona las ofensas contra los buenos.       



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