Santiago Villarreal Cuéllar
El Poira es
el mismo Mohán, es decir, un fantasma que aparenta ser un anciano con cabellera
y barba muy larga, que cubre todo su cuerpo, sirviendo de vestimenta. Este
espíritu es conocido a lo largo del río Yuma, llamado por el invasor español
río de la Magdalena.
Etimológicamente,
Poira y Mohán es un vocablo utilizado por los aborígenes llamados Caribes y
Pijáos, para definir a los chamanes, sumos sacerdotes o piaches. Cuando
llegaron los misioneros católicos españoles, llamaron mohanes a los sacerdotes
muiscas de la región de Cundinamarca y Boyacá. La palabra se difundió hasta que
se aplicó al misterioso espíritu de los ríos y montañas cercanas al gran río
Yuma (Magdalena), visto por pescadores en noches de luna llena. Ahora, esta
leyenda se refiere al fantasma fumando tabaco, lo que indica que fue durante la
colonia española que adoptó esa personificación, porque esta planta no es
originaria de Colombia, sino de México, específicamente de la región de
Tabasco. Solo hasta el siglo XVI, el tabaco se empezó a fumar en Europa y posteriormente,
en el siglo XVII, llegó hasta las colonias españolas y portuguesas.
Pero volviendo
a nuestros aborígenes, mucho antes de la invasión española, este espíritu del
Poira, o Mohán, ya existía en regiones rivereñas del río Yuma y otros afluentes
como el Cajamarca, el Iconónzo y el Sumapás. Es posible que se tratara de los
mismos sacerdotes, chamanes, piaches y guarichas, que transformaban su cuerpo en
un espíritu para acortar distancias, o caminar encima del agua. Algunas
tradiciones aborígenes nos hablan del Mohán convertido en tigre o jaguar. Entre
los pijáos era muy común encontrar piaches que transformaban su cuerpo en
animales. Esto es una especie de desdoblamiento (cuerpo astral), o también
llamada cuarta dimensión; una forma de metamorfosis espiritual, secreto que
solo estas tribus conocían. De allí que existen algunas estatuas elaboradas en
piedra, mitad humano, mitad jaguar, u otra especie animal. Esto explica
antropológicamente la leyenda y folclor, típicos de los descendientes de estos
aborígenes.
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