Santiago Villarreal Cuéllar
El pasado 25
de julio visitó Pitalito y Garzón el ministro de agricultura, Francisco
Estupiñán Heredia, con el ánimo de apaciguar el nuevo paro cafetero proyectado
para el próximo 19 de agosto. Lamentablemente no fue mucho lo que pudo hacer el
representante del presidente Santos, porque los cafeteros del Huila, así como
del resto del país están indignados. Se hicieron serios reparos a la forma como
han sido entregados los subsidios que se negociaron en Pereira en el pasado
paro. Todos los representantes de la dignidad cafetera que intervinieron, tanto
en Pitalito como en Garzón, solicitaron al unísono el retiro de la actual cúpula
de la Federación Nacional de Cafeteros, empezando por su gerente Luis Genaro Muñoz.
Los intervinientes aprovecharon la oportunidad para desahogar sus penas y
lanzaron toda clase de regaños al gobierno, los altos dignatarios de la
Federación, y ni los congresistas del Huila, algunos allí presentes, se
salvaron de los llamados de atención.
Me causó
curiosidad escuchar a representantes de los partidos de derecha, haciendo
planteamientos típicos de ideologías progresistas y de izquierda. Dos ejemplos:
Orlando Beltrán Cuéllar salió a criticar los tratados de libre comercio,
argumentando que debido a estos, el agro colombiano, representado en arroceros,
ganaderos y otros renglones, irán irremediablemente a la quiebra. Y el
ex-alcalde de Timaná, Pedro Nel Jiménez Sterling, y ahora candidato a la cámara
de representantes por el nuevo movimiento puro centro democrático que lidera el
ex presidente Álvaro Uribe Vélez, empezó con esta arenga: “abajo los gobiernos
fascistas.” En general, todos los representantes de los cafeteros se mostraron
molestos e indignados por las falsas acusaciones del gobierno nacional y
algunos congresistas de derecha, de que sus movimientos de protesta están
infiltrados por la guerrilla. Algunos apoyaron en sus discursos los paros que
se realizan en la región del Catatumbo y de
mineros en otras regiones de Colombia.
La respuesta
del ministro fue la misma: el gobierno no dispone de más recursos para
solucionar la difícil situación cafetera, y lo único que ofreció fue el cambio
de forma de entregar los subsidios que aún restan, a partir del primero de
agosto. Es decir, al gobierno nacional no le interesa que otro frente
importante de la economía nacional entre en paro y se limita a esperar. Los
cafeteros por su parte se mostraron decididos a realizar el paro anunciado,
esta vez con mayores consecuencias pues a ellos se unirán los arroceros,
pequeños ganaderos, camioneros y quien sabe cuántos más. Nos esperan días
difíciles a los colombianos, pero el gobierno nacional parece dormir en los
laureles.
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