Berta Cáceres, en una ceremonia religiosa ancestral con su pueblo lenca
Santiago Villarreal Cuéllar
Con profundo dolor registramos el horroroso asesinato en la madrugada del jueves 03 de marzo de 2015, de una de las más importantes defensoras delos Derechos Humanos de Honduras, la señora Berta Cáceres. Los sicarios ingresaron hacia la una de la mañana, derribando las puertas de la vivienda y asesinaron la líder del medio ambiente.
Desde el año 2014, Berta Cáceres empezó a ser amenazada debido a su constante campaña en defensa de la etnia lenca, de la república de Honduras, pero ante todo por su firme oposición a las multinacionales de construir hidroeléctricas en territorio poblado por sus hermanos de raza.
Berta se destacó por ser una activista del medio ambiente, por lo cual en abril de 2015 recibió el Premio Medioambiental Goldman, máxima condecoración mundial concedida a quienes se dedican a esta noble labor.
La defensora de los derechos humanos de Honduras, uno de los países más violentos del mundo, organizó a su comunidad lenca, la mayor etnia ancestral (indígena) del país centroamericano, para luchar y detener la construcción de la represa de Agua Zarca. Dicha obra estaba prevista en el noroeste del país en el río Gualcarque, considerado sagrado para las comunidades ancestrales y vital para la supervivencia de esa gran población.
Berta emprendió su campaña, logrando que la constructora más grande de represas a nivel mundial, la compañía estatal china Sinohydro, retirara su participación en dicho proyecto. La Corporación Financiera Internacional, organismo adscrito al Banco Mundial y socia del proyecto, también decidió retirarse de continuar con el propósito.
De inmediato comenzaron a surgir amenazas contra la vida y la integridad, no solo de Cáceres, sino de sus cuatro hijos, que hoy quedaron huérfanos y su madre, una anciana partera que también ha resistido los embates de la vida y de su justa lucha en defensa de sus territorios ancestrales.
Pero Berta no es la primera defensora de los Derechos Humanos y en especial del medio ambiente, asesinada en esta lucha en contra de las multinacionales por impedir la construcción de la represa. Después de la salida de estas empresas del sector defendido por Cáceres y su comunidad, cuatro activistas han sido asesinados por este motivo.
La comunidad mundial repudia este atroz crimen contra una valiente mujer que ofrendó su vida en defensa de la misma, porque impedir que nuestros ríos sean privatizados y represados para el servicio de las multinacionales, constituye defender el bien más grande que podemos tener los humanos: la Vida.
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